ÉL NOS UNE A TODOS.

ÉL NOS UNE A TODOS.

Después de este finde semana en el Macroencuentro MAGIS en Loyola, he hecho balance para ver qué me llevo de esta gran experiencia.

Lo primero que me sale, al hacer este balance, es dar GRACIAS por la gran oportunidad que he tenido de crecer en la fe desde la espiritualidad ignaciana.

Sin duda ha sido un encuentro de muchas emociones, de reír, de escuchar, de compartir… y sobre todo de APRENDER, CONTEMPLAR y ADORAR.

Hay veces que vamos como locos por la vida, que no tenemos tiempo para nada ni para nadie, ni siquiera nos paramos a preguntarnos cómo estamos nosotros mismos… Siempre me he preguntado: ¿cómo vamos a dedicarle un rato a los demás si no soy capaz de dedicármelo a mí mismo? Y por supuesto: ¿Cómo voy a dedicarle un rato a Dios? Bueno, este fin de semana me ha ayudado mucho para eso, ya que, a través del Examen Ignaciano, te dedicas un rato a ti mismo, ofreciéndoselo a Dios.

La espiritualidad ignaciana es ponerse a tiro, subirse a un muro y arriesgarse, buscar “cañonazos”. Pues no hay cañonazo más impactante que estar cansado en una Iglesia, preguntarte qué haces allí, entonces te giras y ves a 362 jóvenes ADORÁNDOLE, y es ahí cuando te das cuenta de que somos todos diferentes, de distintas ciudades, ideologías, pero nos une a todos lo mismo: ÉL NOS UNE A TODOS.

Guillermo (Córdoba)