CUARESMA

CUARESMA

Estamos ya al final de esta época que todos sabemos de sobra a lo que nos lleva: la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

¿Cómo crees que puede ver eso un adolescente, un joven como nosotros? A simple vista, es una etapa que puede pasar indiferente: tan sólo en ciertas regiones de nuestro país se llevan a cabo actos religiosos por parte de cofradías, pero realmente podríamos considerarla una etapa más, mucho más pausada, sí, pero una etapa más.

Sin embargo, la Cuaresma viene regida por 3 palabras que desde pequeños tenemos bien claras: el ayuno, la limosna y oración. Y en cierto modo creo que éste es un orden correcto: primeramente, debemos ser capaces de desarrollar un ayuno que sea adecuado y se corresponda con los que somos cada uno. Somos nosotros los encargados de delimitar lo que creemos que nos supone un exceso y podemos dejarlo aparcado unas semanas, ¡sólo es un pequeño esfuerzo! Te diré que para mí, Instagram supone ciertas veces un vicio (entrar en la red y estar horas y horas sin objetivo ninguno) que me priva de estar con las personas que quiero. Conforme pasan las horas la excusa se transforma en un ‘necesito estudiar’, pues no he sabido gestionar el tiempo de la mejor manera. Este tiempo de cuaresma decidí dejar de usar esta red el mayor tiempo posible; es sólo un ejemplo. Después de privarnos de algo, llega la parte de la limosna. Es quizás la más difícil; pero al fin y al cabo compensa la anterior: puedes aprovechar la época de estudio para organizarte mejor y ayudar a alguien que realmente está pasándolo mal. Ahora seguro que existen muchos voluntariados en tu ciudad que de verdad os digo, son muy necesarios, sobre todo en esta época que estamos pasando.

Finalmente, la oración. Debe ser el alfa y el omega, lo que empieza y lo que termina: Dios sabe escucharte y también es capaz de acompañarte en tu camino, siempre y cuando pongas de tu parte. Así pues, cuando lleguemos al momento de la Pasión del Señor, podremos darnos cuenta de todo lo que él entregó: no sólo su día a día y sus amigos (ahora que tanto nos quejamos de no poder salir), sino que se entregó Él mismo, dando su propia VIDA. No hay nada más grande que pudiera haber hecho por nosotros: es una simbiosis perfecta del ayuno, la limosna y la oración. Todo se puede resumir en la cruz, y cómo no, en la consecuencia de ésta, su Gloriosa Resurrección. ¡Vivid y disfrutad!