APARTA TU LOSA

APARTA TU LOSA

Durante estos días pasados hemos revivido y recordado todos los sucesos que llevaron a Jesús a vivir “nuestra” Pasión. Una Pasión que nos confunde, pues no comprendemos la Cruz. Al igual que a los discípulos, nos entra el miedo, no entendemos qué sucede, nos “encerramos” en nosotros mismos, pues sentimos que la Cruz es una derrota.

Pero todo cambia, todo renace y crece, cuando nos encontramos el sepulcro vacío: “No está aquí, ha resucitado” (Lc 24, 6).

El Santo Padre se preguntaba en su homilía pronunciada en la misa de Pascua de Resurrección, : “¿cómo es posible que si Jesús ha resucitado sucedan tantas desgracias: enfermedades, tráfico de personas, guerras, destrucción, mutilaciones, venganzas, odio? ¿Dónde está el Señor?”

Esto mismo nos sucede a nosotros, en nuestras propias vidas, ¿por qué tengo que llevar esta cruz, si nadie me ha preguntado si estoy dispuesto a hacerlo?, y ante esta pregunta, la fe de algunos desfallece.

Francisco, nos responde que la Iglesia no deja de decir que “el Señor ha resucitado”, pues es lo que necesitamos oír en nuestros momentos de fracaso, cuando tenemos el corazón roto, cuando no entendemos qué sucede.

El pontífice continua “La resurrección no es sólo una fiesta con muchas flores….es el misterio de la piedra que fue descartada y se convirtió en el fundamento”. Jesús resucitadoes la piedra que se convirtió en fundamento de nuestra existencia” y por esto la resurrección da sentido a los sufrimientos.

Con esto, podemos decir, al igual que el Santo Padre que, “También nosotros, en esta tierra de dolor, de tragedia, con la fe en Cristo resucitado, tenemos un sentido”. Todos llevamos la misma Cruz, una cruz que nos exige que sigamos adelante, que no nos encerremos, una cruz que llena de Verdad nuestro camino, que nos dice, tu existencia tiene sentido.

Pensemos un poco cada uno de nosotros en los problemas cotidianos, en las enfermedades que se viven en el mundo, en nuestros familiares, amigos y conocidos, en las guerras, en las tragedias humanas, etc. Y simplemente seamos capaces de apartar nuestras “pequeñas o grandes” piedras y vivamos desde el Corazón.

Pongámonos delante de Dios y seamos capaces de decir desde la humildad: “No entiendo qué sucede, pero tengo algo seguro, Cristo ha resucitado y yo apuesto por ello”.

Eligiendo hacer esto desde nuestro corazón, es probable, que nuestra Cruz compartida, pese un poco menos y empecemos a disfrutar de la Alegría de la Resurrección, es posible,  que empecemos a disfrutar de la Vida.

Así que, APARTA TU LOSA, y,  al igual que la Iglesia, grita bien alto: “ Cristo ha resucitado”.

G.Ll.

Photo credit: Artemis Desteredes via Foter.com / CC BY-NC-SA

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