Dejarnos sentir
Ya está acabando Febrero, un mes lleno de sentimiento. Las marcas, las sendas, las calles… todas ellas nos han repetido una y otra vez lo importante que es el amor en nuestras vidas. Febrero el mes más corto del año, el mes del amor, nuestra sociedad nos hace amar el amor y odiarlo a la su vez. ¿Pero sabemos lo que es amar de verdad? Cuando llega el invierno las personas nos cubrimos de ropa, de toneladas de capas que nos tapan y ocultan. Y cuando llegamos a casa, siendo conscientes del calor, poco a poco nos las vamos quitando, hasta dejar el alma libre. Febrero ha sido un mes perfecto para quitarnos esas capas que nos protegen, parar y empezar a confiar. Muchas veces, pasamos por la vida sin ser conscientes de ella, vivimos sin vivir y abrazamos sin sentir. Hay tantas cosas que desconocemos, tantos detalles que no apreciamos y tantas personas que ignoramos, que da miedo. Hay personas que parecen y no son, personas que se tapan y pasan calor o que se cubren, y al llegar a casa, se desnudan. ¿Podemos llegar a ser amados sin desnudarnos por dentro?
Hay personas que son incapaces de desnudarse, lo intentan pero no encuentran a nadie que consiga darles ese calor, ese hogar o esa confianza para poder hacerlo. Este es el momento de demostrar nuestro ser, proyectar sobre estas personas nuestra mayor forma de amar. ¿Se puede amar a alguien que no quiere ser amado?
Sentir es lo que nos hace humanos, la razón por la que las personas son movemos. Cada uno de nosotros somos únicos y por tanto sentimos de diferente manera. Hay muchos tipos de amor y por tanto mil formas de poder expresarlo. Emocionándose, cantando, llorando, abrazando, tocando, besando, regalando… todas ellas son formas únicas y perfecta de demostrar nuestro amor. ¿Mi forma de amar es la correcta?
Todos tenemos a alguien que nos ama por encima de todo, da igual lo que hagamos, da igual si no somos capaces de desnudarnos, da igual si no queremos ser amados, la igual que nuestra forma de amar no sea la correcta… le da igual todo porque para él seguimos siendo amados con nuestras imperfecciones. Esa persona es Jesús. Él nos demostró su amor por la humanidad con su propia vida, su forma de amar no era bien vista en su época pero aún así lo siguió haciendo, amando a Dios y a las personas por encima de todo. No hay mayor ejemplo de amor que él. Y como dice Santa Rafaela María: “amar y más amar, porque el amor todo lo vence”.