Viernes por la mañana. Algunos comenzaban sus viajes. Otros todavía estaban en clase, en el trabajo, etc. Pero, independientemente del lugar, todos estábamos algo nerviosos y expectantes por saber en qué iba a consistir esta formación de coordinadores, qué monitores irían del resto de ciudades o qué nos llevaríamos aprendido para compartir con el resto de monitores de cada lugar.
Todos fuimos llegando poco a poco a Madrid durante la tarde. Y, como siempre ocurre, la amistad forjada en otros muchos encuentros afloró enseguida, sintiéndonos en familia desde el principio. Y es que formar parte de esta familia que es Grupos ACI no es cualquier cosa ¡El que lo probó lo sabe! Poder compartir con libertad sin ser juzgado por tus ideas, ser escuchado con atención y no solo oído, recibir críticas constructivas sobre nuestros puntos de vista… Y, sobre todo, sentirnos acompañados por Jesús en todo momento, sintiéndolo más cerca que nunca en cada detalle, en cada sonrisa o en cada muestra de cariño que sale de dentro; eso, ¡No tiene precio! Un día escuchamos una canción que decía «Formemos ya una gran familia…» y, desde luego, nos lo tomamos al pie de la letra.
Y no se me ocurre mejor manera de describir lo que ha sido este fin de semana que seguir con esa canción: «Seamos la chispa que el mundo necesita para vivir sintiendo y desde el corazón saber mirar».
La formación consistió en tres talleres por los que fuimos pasando en grupos. El primero de ellos profundizaba en el conocimiento de nosotros mismos. Aprendimos la diferencia entre emoción y sentimiento, nos guiaron hacia una mejor gestión de «nuestro disco duro», crecimos en el perdón acompañados por Jesús y nos paramos a descubrir nuestra dinámica de pensamiento. «Vivir sintiendo» que buena forma de resumirlo. El afrontar las emociones y no huir de ellas para saber reconocerlas cuando aparecen, es una de las tareas que me llevo de vuelta a casa.
Los siguientes talleres trataron sobre los sacramentos y la oración. Nos llevamos, además de técnicas para organizar las oraciones a nuestros niños, el concepto de sacramento como elemento de valor incalculable para cada uno, que tiene un significado importante, que te ayudó en algún momento de tu vida y en el que viste a Dios. También conocimos los símbolos y el verdadero significado de cada sacramento. Y nos dimos cuenta de que Jesús siempre está ahí, es el amigo fiel que nunca nos abandona pero al que debemos dedicarle tiempo, y eso tiene que ser iniciativa de cada uno de nosotros. En definitiva, «Saber mirar desde el corazón».
Por último, todos los asistentes debemos ser «chispa» en nuestras respectivas ciudades, para que el resto de monitores también puedan saborear el jugo de una formación preparada con tanto mimo, tan íntima y, a la vez, tan didáctica de cara a la organización de actividades para los niños ACI.
No me extraña que esa canción de la que hemos hablado sea nuestro himno, y que este fin de semana su letra se haya plasmado tanto.
Solo me queda decir, como siempre, ¡grACIas! y ¡Hasta pronto!
C.Ll. y J.M.B.